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Desde el Corazón de la Ciudad de Oro: La virgen de los mares (2da. parte)
16 de diciembre de 2019
Por: Víctor Manuel Jiménez Mora.

No existen imposibles, el camino se abre delante de quien mantenga la tenacidad y busque fervientemente información verídica con la intención más profunda de descubrir los verdaderos secretos de la vida de Acapulco. El entorno muchas veces no ayuda, y resulta muchas veces vergonzoso dedicar tiempo a este tipo de enseñanzas, pero realmente no importa lo que digan los demás, puesto que la información fidedigna que contienen mis ediciones “El Libro de Oro de Acapulco” y en esta página de HABLA BIEN DE ACA.COM en su sección “Leyendas de Acapulco”, es para esas personas que se hacen preguntas internas, que tienen inquietudes sobre la vida, y sin importar el resto, a su ritmo, se mantienen buscando respuestas porque en su interior. Sé que muchos sienten que hay un mundo distinto al que nos enseñaron y que palpan la realidad desigual, sin embargo, con la oportunidad de revolucionar bondades a esta Riviera acapulqueña como compromiso personal.

LA CRÓNICA VERÍDICA POR ARMANDO CARMONA.
ARMANDO CARMONA QUEZADA

Armando Carmona Quezada, el de esta imagen, es un tesoro guerrerense por su contribución social y usted lo sabe por sus hechos en distintos rubros de la vida como en la ingeniería, arquitectura, cultura y en este tema espiritual. Y se lo escribo porque es sobrino del escultor Armando Quezada, por eso el honor a su primer nombre de nuestro poeta.


Como le decía en la anterior edición, la Señora Amelia Sodi de Pallares, quien era una -mujer rana-, de la Ciudad de México, en una ocasión andaba practicando el deporte del buceo en ésta ciudad (de Acapulco) por la piedra de la Yerbabuena, se dice que tuvo un problema con su tanque de oxígeno, se sintió mareada y que estuvo a punto de perder el conocimiento; en ese momento de gran angustia y de incertidumbre invocó a la Virgen de Guadalupe, y cuando salió a flote pasaba milagrosamente por el lugar una embarcación que traía en la proa una imagen de la Guadalupana que llevaba el nombre de la Virgen y de ahí esta historia hecha realidad. Por cierto, desde aquellos años de los cincuentas, ella murió en 1993.
AMELIA SODI Y ARMANDO CARMONA

En entrevista don Armando nos dijo: “La tripulación le dio auxilio y fue trasladada a las playas de Acapulco, donde se recuperó. Estando ya en la ciudad de México, narró a sus amistades la aventura vivida, sugiriéndoles la necesidad de realizar una escultura de la Virgen de Guadalupe y fuera colocada en el fondo de los mares, para que protegiera a -los hombres rana- y a todos los marinos, es decir, a la gente que trabaja y expone su vida en el mar”.
Prosiguiendo. “para esto convocó a los escultores de México para que presentaran un proyecto sobre la Virgen del mar, siendo mi tío Armando Quezada Medrano el escultor elegido para llevar a cabo tan relevante imagen. “Estos son los bocetos originales que obran en mi poder, nacidos de la inspiración de mi tío Armando acerca de la Virgen de los mares”.
Una vez lograda la autorización de la Iglesia Católica en México y el Papa, se llevó a cabo su realización. La figura de la Virgen del mar, no tendría la configuración del sagrado original, ya que su volumen presentaría una mayor resistencia a las corrientes marinas, siendo necesario reducir su espacio y volumen, y fuera totalmente liza para que la flora marina no se le adhiriera y poderle dar limpieza lo menos posible.
Según nos cuenta, se procedió a traerla al puerto, la escultura se colocó en un camión con una plataforma libre, sin redilas y fue escoltada hasta Acapulco por una gran caravana de autos, a su arribo fue velada en la Parroquia de la Soledad y cuando se introdujo posteriormente al fondo del mar hubo temblores y se desató una fuerte tempestad, este hecho donde está involucrado un familiar bastante cercano, hecho que se debe conocer, ya que es parte importante de la historia de Acapulco. “Qué bueno que haya personas como mi hermano Alfonso Arnold y otras de la misma alta calidad moral que se dedicaban a custodiarla y conservarla como un símbolo de todos los porteños. Año con año es celebrada en la isla de la Roqueta, este festejo se sigue realizando con una labor tenaz, inspiración divina, basada en los hermosos sentimientos de los hermanos Alfonso y Reginaldo Arnold.

El poeta Armando Carmona nos finaliza diciendo: “Creo que después de narrar la verdadera historia real de la Virgen de los mares de hace más de 50 años, y que fue creada con el espíritu más dulce y la inspiración divina de la señora Sodi Pallares, quien por cierto dio su aporte con sus propios recursos para la elaboración de la Virgen y mi tío el escultor su trabajo, uniéndose al fervor de la gente de todo México que hicieron suyo ese proyecto y en su momento contribuyeron de gran manera a nuestro mundo”.

Lector, en este Acapulco que deseamos perpetuar a través de los grandes ejemplos de la voluntad humana es la escultura “Virgen Reina de Los Mares”, como una señal e inspiración de filantropía para todos los seres humanos, para que el error y la mentira no justifiquen la rebeldía de cientos de realidades oprobiosas que afectan a esta comunidad.

La sociedad guerrerense, debe ser mantenida escrupulosamente en equilibrio. Recuerde que el trabajo en común, refuerza el sentido colectivo de una ciudad, comunidad o pueblo. Necesito que sepa, que debemos ser administradores de esta civilización responsablemente, alejar a la mediocridad de la mayoría, la inconsciencia de los pobres, la insensibilidad de los ricos y la frivolidad de la clase media. Saque sus propias conclusiones pero actúe, porque ya es tiempo, momento de reducir al mínimo a la estupidez. Finalmente, el regalo más grande para Acapulco, es el amor que nuestros hijos representen lo mejor de nosotros en nuestra calidad humana en este siglo XXI… ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Bocetos originales que obran en poder de don Armando Carmona Quezada, nacidos de la inspiración de su tío Armando Quezada, escultor de la Virgen de los mares. Una vez lograda la autorización de la Iglesia Católica en México y el Papa, en El Vaticano, se llevó a cabo su realización. El 12 de diciembre de 1958, es colocada la “Reina Virgen de Los Mares”. Fue un día de celebración, digno de un Acapulco guadalupano.
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