Cada 12 de marzo, Acapulco celebra un nuevo aniversario de su fundación como ciudad, un hecho clave en su historia. Sin embargo, es fundamental diferenciar este evento del descubrimiento de su bahía, cuyo origen se remonta a tiempos prehispánicos.
Un nombre con raíces milenarias
El nombre Acapulco proviene del náhuatl y significa “lugar donde fueron destruidas las cañas” o “lugar de cañas grandes”. Su registro más antiguo se encuentra en el Códice Mendoza (1542), donde ya figuraba como un asentamiento consolidado antes de la llegada de los españoles.
Desde tiempos ancestrales, la bahía fue habitada por pueblos indígenas, que la convirtieron en un punto de comercio y conexión con otras regiones. Con la llegada de los mexicas en el siglo XV, el puerto cobró aún más importancia, integrándose a la red comercial del imperio de Ahuízotl.
La diferencia entre su fundación y su descubrimiento
El 12 de marzo de 1550, por orden de la Corona Española, Acapulco fue oficialmente fundada como una villa, estableciendo un gobierno formal y un puerto estratégico para la Nueva España. Esta fecha marca el inicio de la ciudad tal como se conoce hoy.
Sin embargo, la bahía ya era conocida y utilizada por los pueblos originarios mucho antes. Aunque algunos relatos sugieren que los españoles la avistaron el 13 de diciembre de 1521.
El nombre "Bahía de Santa Lucía" se ha mencionado en distintas ocasiones, basado en la teoría de que fue descubierta el 13 de diciembre, día de esta santa.
Un legado que sigue vivo
Cada 12 de marzo, la ciudad de Acapulco no solo recuerda su fundación, sino que también honra su historia milenaria. La bahía, más que un punto geográfico, es el símbolo de un pasado que ha forjado la identidad del puerto más emblemático de la costa del Pacífico mexicano.