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PEDRO INFANTE Y SILVIA PINAL, durante el rodaje de la exitosa película “El Inocente”, en 1952.
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Mensaje a mi familia
16 de septiembre de 2019
PEDRO INFANTE Y SILVIA PINAL, durante el rodaje de la exitosa película “El Inocente”, en 1952.
Por: Víctor Manuel Jiménez Mora.

Primera parte

Lectores de Leyendas de Acapulco, imaginemos un momento sin hacerle trampa al tiempo de lo que hemos hecho al paso por nuestra vida y por esta ciudad. Tan sólo póngase a pensar a donde quieren ir nuestros sueños y anhelos. Todos queremos ser felices. Despertarse agradecidos por ver la luz del día, así como tener el acceso de observar el atardecer único de Acapulco, las grandes razones para mezclarse por las noches e irnos a dormir con la firme intención de que nuestra existencia vale la pena vivirla, pero con plena libertad.

Yo soy y me siento el hombre más afortunado de que lea esta líneas de escritura en esta sección de “Leyendas de Acapulco”, que vienen de mi corazón, porque descubrí que nací para ser periodista y escritor que en este gran momento, me realizo y en mis otras ediciones "El Libro de Oro de Acapulco", también que comienzo a conocer a través de los años, cada línea de las manos de este puerto, y, cuando me conecto con esta misión, pienso en usted y sé que tenemos la oportunidad de superar cualquier desequilibrio.

Mi familia es usted, y es mi deber darle pasajes de cronología de esta Riviera del siglo XX y de este XXI. Un ejemplo, es que tengo el honor de conocer a un acapulqueño amigo mío: Guillermo Bermúdez quien me decía que a los 9 años de edad, tenía un cayuco y recorría frecuentemente la bahía con su hermana Lourdes, y había momentos que se quedaban dormidos, porque no existía el miedo en sus corazones. Me sorprendió que al expresarse, sus ojos se transformaron en alegría por vivencias de su gran infancia y ser conmovido al contemplar a esa edad, la hermosura de los días que transcurrían en los años sesentas y continuaba diciendo en el golpe del recuerdo: "..."Los cerros de mi Acapulco son verdes y hasta obscuros del espesor”…” Son las paredes de mi hogar...." Y la Bocana, son las puertas de mi Casa...". Hermosas palabras que me inspiraron en este mensaje que le escribo con emoción de la vida de este maravilloso lugar.

El CINE

En aquéllos años dorados, cuando el cine era el único medio de difusión de alto alcance, en una época en la que el séptimo arte nacional trascendió fronteras, “Tin Tán” colocó a Acapulco al alcance de todos los mexicanos e influyó en el turismo internacional latinoamericano, sobre todo latinoamericano y de origen latino residente en la Unión Americana. Sin embargo, le aseguro que no hay ninguna luminaria hasta el momento, que amara tanto a este puerto como él o John Weissmuller "Tarzán”. Nadie.

Este mensaje editorial, está dedicado a los que no olvidan las glorias de la ciudad, y para quienes no conocen del todo su grandeza, para ello esta sección de Leyendas de Acapulco, donde le contaré cuando el científico Alexander Von Humboldt se hipnotizó por la belleza de esta orografía o Pedro Infante soñaba con las estrellas, de los enamoramientos de famosos y de los que no de las ilusiones otorgadas por el privilegio de vivir y nadar en un mar de amplias posibilidades para formar familias provechosas para el futuro, a través de sus palabras y promesas de amor cuando pasaban sus días y noches aquí. Acapulco, es historia, donde se vivió el glamur y el arte. Se vive su hermoso sol y mar, elementos que se observaron para formar y evolucionar a una comunidad moderna del siglo XX, visionada altamente por don Miguel Alemán y Carlos Trouyet González.

Finalmente, pronto les hablaré de estos dos personajes que hicieron que Acapulco tocará el cielo turístico.
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