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Wences, un corazón de león
30 de diciembre de 2019
Por: Víctor Manuel Jiménez Mora.

En esta búsqueda de los tiempos perdidos, mencionamos y ponderamos al prestigiado humano y emocionalmente acapulqueño, Wenceslao Peláez Figueroa, quien un 28 de septiembre de 1931, nació en la costa chica.

Migró con su mamá a la edad de 10 años, ya que su abuelo se había ido a trabajar en la construcción del fastuoso Hotel Papagayo.

El niño prodigio, se embarcó en punta Maldonado y llegó a esta riviera, ya que no se podía por la vía terrestre, arribando al muelle del puerto, cerca de El Malecón. El cual él recordaba con mucho cariño, según testimonios. Cabe señalar, que en su pináculo de vida, mandó a pavimentar el camino a su pueblo, gracias al amor del lugar que lo vio nacer Camotinchan.

Prosiguiendo, se empleó casi inmediato, en su niñez, en un negocio de españoles, dirigido con don Luis linares, ubicado en calle progreso, y al fallecimiento de don Luis, en años posteriormente, Wenceslao se hizo cargo del negocio.
WENCES, vendiéndole telares a la actriz SILVIA PINAL EN 1962.

La fortuna lo esperaba al joven, también llegó decididamente cuando se saca la lotería, si, oyó bien se sacó la Lotería Nacional con 10 mil pesos de aquellos años de 1951, y de ahí se le aconsejó colocar su vida de comerciante, sabedor de esta actividad de manera propia…y de ahí, hizo la llamada Cueva de Wences, ubicada en la calle de Velázquez de León, que, de manera inobjetable, su don de servicio, hizo que se aclientara al pueblo, ya que otorgaba créditos a la palabra, para empleados que requerían uniformes para trabajar o a niños o adolescentes, que necesitaban estudiar.
Una facultad de Wences de la Cueva, era su solidaridad con la gente, con el desprotegido, como misión humanitaria….Por décadas, los días 25 de diciembre y cada 6 de enero hacia una gran repartición de juguetes a miles de niños, si, a miles...un contribuyente de grandes sueños.
Aquí Wences de la Cueva, entregando obsequios para los pobres, a través del líder de las colonias de La Laja, el rey “lopitos” y francisco Rojas, propietario de la Farmacia Moderna.

Ya en la adultez, entendiendo, que sin ejercicio físico, no hay bienestar personal, Le gustaba hacer deporte, ya que fue boxeador profesional, levantaba pesas, atletismo, lucha libre, Le gustaban las grandes tertulias, las corridas de toros y hacia eventos de recaudaciones para generar fondos monetarios a numerosas causas sociales.

Aunado a ello, se reunía con otros empresarios para junto con el gobierno federal, a construir escuelas en Acapulco, en zonas rurales y subrurales, así como en esta zona del puerto.
Era psicólogo, con la gente, animador y gran adversario del pesimismo y de la hipocresía.

Era abogado moral, ya que visitaba a los olvidados que estaban en la cárcel, y, a algunos, ayudaba a restablecerse en la sociedad, sufragando los casos jurídicamente ante injusticias.

En otros lazos, tuvo amistad con el “rey Lopitos”, con el gran campeón boxeador, “puas” olivares, Renaldo Manzanares, amalgamado como ostión a la roca, con el pueblo mismo que lo apreciaba.
Recibió personalmente a Mario Moreno “Cantinflas”, al aeropuerto, en una promoción de una de sus películas.

Esta figura de gran resonancia, era un hombre altamente creativo, un hijo del pueblo… Hijo querido de Acapulco, que se le extraña, que se anhelan este tipo de seres humanos, un Wences Peláez, que no le daba orgullo la pobreza, pero si la manera de auto superación a través del producto del esfuerzo del trabajo, y claro, puso el ejemplo, que no existen imposibles, cuando se tiene voluntad.

Recalco, estimado televidente, que son Tiempos que no volverán, tiempos que vivió Acapulco, un Acapulco de los recuerdos en sus lágrimas de la mejilla del tiempo, de un ciudadano modelo y filántropo, y que uno, puede ser útil con la sociedad, todos los días.

Wences de la cueva, como cariñosamente lo llamaban, alcanzó a una de sus hijitas, en el amor eterno, dejando de latir su corazón un de 1 de junio 1983, a los 51 años de edad, y que en 30 años posteriores, su inseparable esposa Lupita, se reunió con ellos habiendo procreando antes 7 hijos en su idilio perpetuo.

Finalmente, Wenceslao Peláez Figueroa, te recordaremos siempre.
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